sábado, 4 de febrero de 2012

1ª parte del viaje. El Guayrá: Brasil, Paraguay, Argentina.

Pretendo salir de São Paulo el viernes 17 de febrero de 2012, justo antes del Carnaval. Susana y yo estaremos en ruta unos 16 días. En las entradas iré poniendo también información sobre hoteles, paradas y logística en general. Pero antes de nada, dejadme que os explique lo que vamos a hacer.

La historia.


Entre los siglos XVI y XVIII españoles y portugueses luchamos y rivalizamos por el control de los territorios guaraníes y tupíes, en lo que hoy es parte Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil. El tratado de Tordesillas nunca fue preciso en sus coordenadas, propiciando invasiones y choques constantes entre ambos reinos. Con la firma del tratado de Madrid (1750) se zanjaron al fin las fronteras, definiendo lo que hoy conocemos como Brasil.

Pero no siempre fue así. Al comienzo del siglo XVII España decidió afianzar su poder en el estado del Guayrá (actual Paraná brasileño). Como no había suficientes colonos castellanos se decidió fundar pueblos con guaraníes convertidos al catolicismo, las conocidas como reducciones jesuitas. Estos indios cristianos no podían ser esclavizados por los encomenderos españoles, latifundistas y mineros que explotaban la mano de obra indígena en condiciones brutales, inhumanas.

En la película La Misión (1986) se explica cómo estos padres jesuitas se aventuraban en territorios indígenas para convertir a los guaraníes y fundar misiones (reducciones) en donde estarían a salvo de los encomenderos. La escena del cura tocando al oboe la maravillosa música de Enio Morricone está basada en el padre Simón Macetta, virtuoso de la guitarra con la que flipaba a las tribus indias al construir la reducción de Na. Sa. de Loreto en 1610.



Todo iba bien hasta que los holandeses, tan piratas ellos, invadieron el nordeste brasileño y algunas colonias portuguesas en el golfo de África, con lo que el tráfico de esclavos negros empezó a ser más caro y difícil.
-       ¿De dónde podemos sacar más esclavos para nuestras plantaciones de caña y minas de oro?- se preguntaban los pobres portugueses. La solución era obvia: de las tribus guaraníes.
-       Ya hemos esclavizado todos los que había en nuestros territorios, ¿de dónde sacamos más?
-       Voto a tal que los españoles los tienen a puñaos en el Guayrá, y como son unos racistas y no les dejan usar armas están totalmente indefensos. ¿Porqué no remontamos el río desde Sao Paulo y nos forramos?
-       Pardiez, qué buena idea habéis tenido, Raposo Tavares. Llamémonos Bandeirantes. ¡Nos vamos a hinchar a ganar escudos que ríase vuestra merced de los políticos aragoneses y sus trajes de seda!

Así fue, durante años estos cabrones arrasaron las misiones jesuitas, totalmente desarmadas e indefensas, compinchados con los encomenderos españoles. El grado de brutalidad era tal que en una de sus incursiones capturaron 5.000 guaraníes y apenas 1.200 llegaron vivos a Sao Paulo. Los niños eran abandonados en los pueblos arrasados. Como estos seguían a las columnas de prisioneros donde estaban sus padres y el llanto les molestaba, decidieron que era mejor matarlos directamente…unos cachondos, vamos.

En 1631 el padre jesuita Antonio Ruíz de Montoya decidió abandonar el proyecto guayrense y refundar las pocas ciudades supervivientes río arriba, a muchos kilómetros de distancia de las terribles bandeiras portuguesas. Su hazaña se conoció como el Éxodo Guayreño, donde huyó con 12.000 guaraníes por el río Paraná hasta la actual argentina. En el camino fue atacado por portugueses, españoles, animales y otros indios no conversos. Sobrevivieron sólo 5.000 y su gesta inspiró los dos personajes principales de la Misión:
-       El padre Gabriel (Jeremy Irons) representa el lado místico y carismático del padre Montoya.

-       El padre Mendoza (Robert de Niro), antiguo cazador de indios, representa el lado más pragmático y belicoso de Montoya.





En esta Ruta de los exploradores olvidados subiremos río arriba desde Sao Paulo para “atacar y capturar” las ruinas que quedan de los antiguos pueblos castellanos en Brasil. Navegaremos por el Paraná tras las canoas del Éxodo Guayreño. Visitaremos el lugar que inspiró a genial Roland Joffé para su escena del ataque final español, aunque en la realidad esta fue una de las partes más bellas de la historia (os lo contaremos en el blog!).





Pero nuestra ruta no acabará tan mal como en la peli. El padre Montoya, tras poner a salvo a su gente en la provincia de Misiones en Argentina, se cogió la primera carabela y se fue a España a contar lo que estaba pasando al rey y a pedirle que dejase defenderse con armas a los indios. Su colega, el padre Taño, a la vez fue a Roma a pedir al Papa que condenase a los bandeirantes y sus prácticas brutales. Ambos tuvieron éxito…y ahora viene la dulce venganza.

Los Paulistas se cabrearon mucho, tanto que expulsaron a los jesuitas de Sao Paulo y montaron un ejército enorme de castigo, nada menos que 2700 indios tupíes, los enemigos ancestrales de los guaraníes, 450 holandeses y 700 canoas con armas de fuego. Pero como a disciplina y mala leche nadie le gana a un jesuita, estos ya habían empezado a adiestrar militarmente a los guaraníes y estos, con la mala baba que da haber sido asesinado, violado y esclavizado durante décadas, estaban más que listos y deseosos de meterles la bandeira a los portugueses por donde no nace el sol. Y así sucedió, en 1641, en la desembocadura del Mbororé los bandeirantes fueron derrotados gracias a la táctica de los jesuitas y guaraníes.

En la ruta subiremos al cerro que fue cuartel general de los jesuitas. Buscaremos el punto donde los guaraníes capturaron al emisario bandeirante que pedía la rendición y que muy secretamente mataron para poder desquitarse a placer, sin riesgo de que los padres, padres al fin y al cabo, aceptaran la rendición y les aguasen la venganza.

Visitaremos São Miguel das Missoes, reducción jesuita en el actual Brasil donde se grabaron escenas la peli y en donde se construyó en una enorme cruz a imagen de la de la ciudad Santa de Caravaca de la Cruz, en Murcia. Este es un lugar de poder donde viven curanderos, frailes y un sinfín de místicos.



Nuestra ruta dejará por fin a los guaraníes con su venganza culminada y seguirá por Argentina hasta los Andes, donde cruzaremos hacia el desierto de Atacama. Allí conoceremos como el imperio Inca llegó a dominar latitudes tan australes, de nuevo  de la mano de un jesuita y arqueólogo de excepción, el padre Gustavo Le Paige.

La ruta.


Recorreremos unos 1400 km en 3 días. La idea es pernoctar en aquellas ciudades construidas encima de las antiguas reducciones y ciudades españolas.
Las carreteras en Paraná no son tan malas como en el norte de Brasil, aunque no tengo ni idea del estado en que estarán ni como les habrá afectado la estación de lluvias, que aquí comenzó en diciembre.

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