domingo, 8 de julio de 2012

El Peabirú, el camino a la Tierra Sin Mal de los guaraníes

Hace 1.500 años, una tribu guaraní penetró en los Andes siguiendo el camino del Sol hasta las playas chilenas de Copiapó. Buscaban “el fuego al final de la Tierra”. La mayoría fue aniquilada por los otros pueblos pero unos pocos regresaron a Bolivia para contar la historia. Con el devenir de los siglos los guaraníes fueron explorando y asentándose en Brasil, hasta llegar a la costa Atlántica en Santa Catarina, Paraná y São Paulo.
La Sierra del Mar, por aquí pasaba el Peabirú
Los exploradores europeos encontraron a su llegada un camino bien asentado, que cruzaba de océano a océano y que pasaba por Brasil, Paraguay, Bolivia, Argentina, Chile y Perú en aproximadamente 4.000 kilómetros marcados por postes, piedras, petroglifos, dibujos de los puntos cardinales y un sinfín de pequeñas señales. Susana y yo hemos recorrido el comienzo de uno de sus ramales, el que nace en Paranaguá y sube la Sierra del Mar por Curitiba.
comienzo de la antigua Estrada da Graciosa, herencia del Peabirú


Antonina, con un frío del carajo

El Peabirú era tan eficaz que los conquistadores lo usaron para adentrarse en América y establecer las nuevas colonias. Sin ir más lejos el insigne Alvar Núñez Cabeza de Vaca lo recorrió en su famoso viaje desde Santa Catarina hasta Asunción. Cuando encontró las Cataratas del Iguazú en 1542 no estaba más que siguiendo la senda indígena.




Incluso mi héroe, Ruiz de Montoya, lo describió en 1639 diciendo que era “un camino de ocho palmos de anchura”. Hoy domingo lo hemos seguido al bajar la Estrada da Graciosa a través de la última Floresta Atlántica virgen que queda en Brasil. El camino es tan salvaje, tan verde y poderoso que tardamos una hora en hacer los 14 kilómetros que bajan la sierra. Los brasileños, muy inteligentemente, han prohibido el paso de camiones y en lugar de asfalto colocaron adoquines con lo que el tráfico es lento y respetuoso con la naturaleza…como debe de ser.

Antonina, aquí empezaba/terminaba uno de los ramales

El origen real del Peabirú no se sabe a ciencia cierta. Existen varias teorías y lo más probable es que la verdad sea una mezcla de las mismas. Vamos a allá con las principales hipótesis:

  1. Lo abrieron los Itararès, un pueblo cerámico anterior a los guaraníes que vivía al sur de Brasil. Por desgracia la fiebre de la soja de los 80 arrasó los yacimientos Itararés que quedaban. Viva el Progreso!
  2. Es el Camino de la Tierra Sin Mal. El Sangri-lá de los guaraníes es una tierra a la vera del mar donde no hay enfermedad, guerra ni hambre, que se encuentra al este donde nace el Sol. Fue siguiendo esta tierra que los guaraníes llegaron desde el Amazonas y Paraguay hasta Santa Catarina en el  año 450.
  3. Lo abrieron los espías incas. Allá por el 1.400 el Inca mandó exploradores para abrir nuevas rutas hacia el este. Llegaron a Paraguay en una primera expedición y hasta Mato Grosso do Sul en 1.480 en la segunda. Viendo el soberano que había chicha, mandó una 3ª a principios de 1.500 que parece que llegó a la costa atlántico y fundó una capital provincial en Bolivia para asentar su dominio en las nuevas tierras…hasta que llegó Stalin, digo Pizarro, y le jodió el chiringuito.
  4. Lo abrió Santo Tomás con dos cojones y un palito. Santo Zumé, Tomé, Viracocha o cualquiera de los otros nombres dados a los misteriosos hombres blancos que llegaron del mar muchos siglos antes que los españoles. La hipótesis del apóstol dice que llegó desde la India. Más datos en el post quetzalcochano!

El Peabirú no era un camino en el sentido occidental de la palabra. No era una vía pavimentada ni mucho menos. Era un camino iniciático, secreto, donde el peregrino tenía que buscar las marcas que le guiasen por la ruta adecuada o moriría en el intento. Incluso hoy en día perderse en el Chaco boliviano o en el Pantanal brasileño significa una muerte terrible!



Este post bebe del currazo que se ha dado la ilustre Rosana Bond, de la Universidad Federal de Florianópolis. Rosana, además de atenderme muy gentilmente al teléfono, se tiró una década conviviendo con tribus guaraníes de Santa Catarina. Le llevó 7 años de convivencia que el Cacique Werá Tupã un día de abril accediese a responder sus preguntas sobre el Peabirú, la Tierra Sin Mal y los incas. No se lo contó todo ese día, tardó meses en contarle todo, poco a poco ya que como ellos mismos le decían: “no estaba preparada antes y las cosas sagradas no se entienden rápido”.



Si os interesa la historia, ha publicado un librazo: “Historia do Caminho de Pebiru”, ed. A Nova Democracia.

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